viernes, 20 de diciembre de 2013

LIBROS: Este conejo pertenece a Emily Brown

Si intento recordar, hijas mías, algo que haya estado siempre a mi lado, que me haya gustado desde que era pequeña hasta ahora mismo...
Leer: He leído en la cama, he leído en el colegio, en la sala de estudio, en el tren, en la universidad, he leído en la calle, bajo una farola. En el kindle o en papel, buena literatura o comercial, elegido o accidental, recomendado o seleccionado por mí, por el argumento o por el título.
Me gustaría que vosotras, bizcochitas de chocolate, no perdáis este vicio -caro pero instructivo-, ese hobbie, desahogo, escondite.

Os llevo cada semana o cada 15 días a la biblioteca .Dejo a M. elegir un libro, y yo elijo los otros dos para tí. A, mi amor, tu todavía estas dormida a todas horas, así que lo mismo me daría llevarte a la biblioteca que al circo.
Espero continuar con esta costumbre si nos volvemos a mudar cuando nos volvamos a mudar, así que intentaré que nos vayamos cerca de aquí, que tenemos la biblioteca debajo de casa.

El libro de la biblioteca, con la Familia Conejo

Este libro, del que os voy a hablar hoy, lo hemos cogido en la biblioteca, y nos ha gustado tanto que estoy pensando en comprarlo, para tenerlo en casa, en nuestra biblioteca particular.
Es un libro para niños, pero yo lo disfruto igual que tú, M. cuanto te lo leo.
La prota del libro, Emily Brown, tiene mucha fuerza, y es una niña con mucha personalidad, con mucha imaginación, y con bastante carácter.
Es el primer libro que leo de Cressida Cowell, pero tengo bastante interés en leer alguna otra cosa de ella, porque me ha gustado mucho. Investigaré, pero voy a considerar su Como entrenar a tu dragón cuando seáis más mayores.
Los dibujos son simples y esquemáticos, como a mí me gustan, pero con un poco de complejidad, por la técnica mixta que también se utiliza (Collage, fotografía, pintura, grabado), etcétera.

He disfrutado un montón, y M. (que tienes ahora tres años recién cumplidos) también te gusta mucho, por lo que, plagiando a Trastadas de Mamá, voy a puntuarlo:

Este conejo pertenece a Emily Brown, de Cressida Cowell:  9 puntos.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Tsunami

Mis pequeñas, a medida que vayáis haciéndoos mayores, escuchareis muchas definiciones sobre la maternidad: Es algo precioso, te hace sentir mujer de verdad (?¡!!) , completamente imprescindible para ser feliz...
Cada persona tiene unos sentimientos diferentes al respecto. Para mí, por ejemplo, decir que "es lo único que te hacer sentirte mujer" es no sólo una de las mayores chorradas que he oído en mi vida, sino una de las frases más machistas que se pueden decir. Y probablemente, es así.
Pero quien lo haya dicho, a lo mejor se siente así de verdad. (Bueno, es este caso, no. Porque lo dijo el actual Ministro de Justicia, que, entre otras cosas, es un hombre, así que poco puede decir sobre lo que es, o no es, ser una mujer de verdad.)

Para vuestra madre, la maternidad es algo muy bonito, que te cambia por dentro y por fuera. Pero ni forma parte de mi definición de mujer, ni creo que sea imposible ser feliz sin hijos.

No obstante, si tengo que describir la maternidad, hijas mías, os contaría "La teoría del Tsunami", que consiste, básicamente, en que la maternidad es un tsunami:
El Tsunami llega y arrasa con todo lo que está a pie de calle. Se lleva y anega todo. Sólo hay tsunami.
Si quieres que el tsunami te deje algo de tu vida anterior, al igual que con las olas gigantes, hay que subirlo bien, bien alto, y sobre una base fuerte. Si quieres mantener tu relación de pareja, tus amigos, tus hobbies, tu figura(*), tienes que subirlo alto alto en tu vida. Porque si no, el tsunami se lo lleva.
Y voy a deciros una cosa, melocotoncitos míos, los tsunamis llegan, los tsunamis arrasan... pero los tsunamis también se retiran y vuelven al mar. Y vosotras, que ahora mismo me necesitáis tanto, en unos cuantos años sólo me veréis cuando vengáis a casa a comer los domingos.
Y todo lo que haya dejado a pie de playa, ya no estará.

(*)Personalmente, mi figura no se la ha llevado tsunami ninguno. Más que nada porque ya se lo había llevado antes "El tifón de la adolescencia", "El huracán de ponerse ciega a comer" o "El terremoto de no hacer ejercicio físico alguno si puedo evitarlo".